Volver al mar, a quien he sido. A esa inmensidad que me ahoga para recordarme mi camino, quien soy. Para recordar que en realidad lo que necesitaba eran las dulces aguas de un tranquilo río. Aguas cristalinas que al bañar la cálida arena permiten crear el barro con el que volveré a formar mi cuerpo. Tal como siempre ha sido, tal como siempre debió ser.