Hay muchos que dicen tener el camino correcto, la clave de la vida, la forma perfecta y que conocen el sentido de la vida, pero la verdad es que ese camino es único para cada uno y seguir el camino de otro lo más probable es que hará que nos perdamos.

La gran lotería es saber si hemos encontrado y estamos siguiendo nuestro propio camino ya que este aprendizaje es primero a través de nuestros padres, luego por nuestros maestros y pares y finalmente a través del ensayo y error. 

Mientras mejor nos conozcamos la probabilidad de error será menor, pero para llegar a ese auto conocimiento tenemos que habernos equivocado un par de veces también.

Es más fácil darnos cuenta primero cuando vamos en camino incorrecto, ya que aunque en un comienzo parezca que nos hace felices, en algún momento empieza una sensación de que algo falta, de incompletitud, de descontento, incomodidad, angustia, rabia, miedo, accidentes, enfermedades, en especial las sintomática o sin explicación médica.

Todo esto son síntomas de que algo va mal, que hemos perdido el camino y que hace falta un cambio, ya sea interno o externo. 

Mientras mayor sea el cambio necesario, mayor es la resistencia a cambiar o incluso a verlo. Y se cae en una espiral auto-destructiva que finalmente nos lleva a ver lo evidente, aquello que para otros pueda ser obvio.

Es entonces importante poder reconocer que hay algo que necesitamos mejorar o cambiar y si no lo encontramos tener la suficiente humildad para pedir ayuda a quien nos facilite encontrar nuestras propias respuestas. A veces las respuestas pueden llegar en algo simple y cotidiano y otras veces tras años de terapias o habiendo pasado por múltiples terapeutas.

A veces hace falta madurar, a veces cambiar el enfoque de la vida. A veces hay que limpiar creencias dañinas y a veces hace falta el espacio para sanar profundas heridas. Pero cuando hemos perdido nuestros camino es la transformación la que nos permite reencontrarnos con nosotros mismos y nuestro camino.

Y como saber que lo hemos encontrado. Es cuando encontramos o podemos ver las oportunidades que nos entrega la vida, cuando nos atrevemos a arriesgarnos a emprender algo nuevo o hacer lo antiguo de una nueva manera, es cuando recordamos como sonreír desde el corazón, cuando volvemos a perseguir nuestros sueños y hasta nos atrevemos a crear sueños nuevos. Cuando la vida pareciera sonreírnos. Cuando somos capaces de hacernos cargo de nuestras vidas y convertirlas en una gran experiencia. Cuando hemos recuperado la motivación y la gratitud. Cuando la felicidad empieza a habitar nuestra vida.