Todos tenemos nuestro punto ciego, nuestra piedra en el zapato, esa piedra con la que volvemos a tropezar y que tanto nos cuesta ver. Y cuando creemos que hemos aprendido la lección nos volvemos a caer con una piedra tan parecida a la primera que no podemos creer porque no la vimos. Y es que no tenemos que poner sólo la atención en la piedra, sino en el porqué nos cuesta tanto ver ese tipo de piedra, ese tipo de situación. Y luego de encontrar la respuesta, de encontrar nuestra lección, asegurarnos de recordarla.
Por eso yo escribo. El principal mensaje es para mi misma, para no olvidar, para no tropezar de nuevo con eso que tanto me cuesta ver. Para darle forma consciente a aquello que se esconde y poder decir: no de nuevo, no más. Poder abrir un nuevo capitulo en mi vida y seguir adelante.
No son quejas, no es acumular rencor, miedo o tristeza, sino lecciones de vida. Sí todavía duele es tan sólo porque todavía hay heridas que sanar.