Suelto todas las amarras que me pusiste, las críticas, las manipulaciones, las calumnias y las mentiras. Suelto todo ese pasado y todo lo que todavía me ata a tí. Suelto también la ingenuidad de quién fuí cuando te creí y me abrazo para contenerme y me digo, no es tu culpa, no sabías. Ahora ya lo sé reconocer, ahora soy más fuerte. Aprendo a confiar en mí, en mi sentir y en mis pensamientos. Hoy soy más grande y puedo subir a la cumbre de la montaña por mi misma.