Si tienes emociones aflictivas y te pones a pensar una y otra vez sobre ellas, es como ponerle leña al fuego o soplar aire para avivar la llama. Así podrás terminar con un gran incendio emocional en tu interior. Pero si en vez de pensar sobre ellas te permites tan sólo sentirlas y expresarlas, estas se podrán consumir y extinguir a su debido tiempo.