El primer aprendizaje en dar y recibir es el cariño y la atención que dan los padres a un bebé. Pero a veces los padres no saben cómo dar ese cariño y necesitan lidiar con sus propias heridas y responsabilidades. Por eso al volvernos adultos está en nuestras manos aprender a darnos ese cariño, aprender a dar y recibir en equilibrio y valorarnos realmente. Es más fácil hacer el primer intento con hijos, sobrinos o hermanos menores. Pero también a ellos podemos enseñarles a abrazarse y quererse ellos mismos, es una gran herramienta para su futuro. Y es que para dar y recibir necesito conocer y reconocer mi propio valor.