Nuestro cuerpo es como un barco. Navegamos a diario por el mar que puede estar calmo o tormentoso. Vamos a los puertos a reabastecernos y para reparaciones. Si no abastecemos o cuidamos el barco lo suficiente no llegaremos al siguiente puerto. Si entra mucha agua nos hundiremos. Podremos hacer mejoras, pero sin autocuidado no llegaremos. Procuremos disfrutar el viaje con el cuidado necesario y pasemos las tormentas lo mejor posible.