Cuando te sientas ofendida o dolida por la actitud o acciones de alguien más, no te enfoques en el otro, sino mira en tu interior y atiende tu herida y tus emociones. Es posible que ese dolor sea mucho más antiguo y lo que pasó ahora solo te conectó con tu dolor acumulado. Los demás son solo mensajeros que nos recuerdan lo que nos falta por sanar.