En una primera Sesión de Terapia Floral el paciente o cliente viene con uno o más temas a tratar. El Terapeuta ayudará a la persona a identificar qué es lo más urgente o importante a trabajar y entablará un diálogo de atención plena para identificar las causas emocionales o de desequilibrio de la situación. La persona relatará su situación y el terapeuta hará preguntas para ir aclarando y discerniendo los detalles y así identificando qué Esencias Florales serán las más adecuadas para ayudar a recuperar el equilibrio.
Una vez que el terapeuta tenga una claridad le presentará las Esencias al paciente y explicará cómo ayudará cada una, para así poder hacer un doble chequeo de que la situación haya sido bien comprendida y se esté atendiendo a las necesidades del paciente.
Luego se prepará el frasquito y se le entrega al paciente si es que está en persona y si la sesión fué por video llamada se coordinará la entrega de este.El valor del frasquito está incluido en la consulta.
Si el paciente es terapeuta también y desea preparar su propio frasquito esto también es posible con la condición que siga la fórmula entregada. Si llegase a sentir que necesita agregar otra flor lo ideal es que consulte con su terapeuta antes de hacerlo.
En una segunda sesión el terapeuta consultará si se han notado cambios, qué cambios se han notado, qué mejoras o qué situaciones no han cambiado. Algunos temas pueden mostrar cambios radicales con un solo frasquito, otros temas pueden necesitar la toma de entre 4 y 6 frascos para empezar a mostrar los cambios. Por eso es necesario el chequeo entre un frasco y otro, para verificar si se necesita seguir con la misma fórmula o si es necesario ajustarla.Aún si se notan cambios contundentes con la toma de un frasco, es recomendable repetir un par de veces, para que este cambio positivo sea permanente en el tiempo, en especial en adultos que tienen sus patrones de conducta ya establecidos.
El cuidado del frasco de flores es no exponerlo al sol, a radiaciones como las del celular o dejarlo en el refrigerador. La ubicación ideal es un lugar templado sin luz solar directa.
Si la toma de las flores genera alguna reacción emocional fuerte o emociones incómodas hable con su terapeuta. No es recomendable dejar de tomarlas, dado que estas son emociones que ya se encontraban en el inconsciente y que necesitaban salir. La toma de las flores ayudará a que este proceso sea más armonioso, pero sí podría ser necesario ajustar la fórmula para que sea más contenedora y apoye mejor el proceso que se manifestó.
Se busca que el proceso de sanación sea lo más amoroso posible, pero nunca sabemos cuando hay emociones ocultas acumuladas que necesitan salir. Las emociones no son malas ni buenas, sino un proceso de nuestra mente y organismo para poder adaptarnos a nuestro entorno y al no ser expresadas traen desequilibrio e incluso enfermedad.
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Las esencias florales abren procesos de toma de conciencia de espacios que muchas veces pueden ser incómodos, pero que es necesario ver para poder cambiar, madurar, entender por qué me pasa lo que me pasa. Al desconocer estos procesos el paciente puede fácilmente creer que las flores le hicieron mal o desarrollar resistencia a tomarlas. Las flores me hicieron llorar, me sentí más cansado, me dolía el cuerpo, andaba más irritable, me enojaba más o andaba más lento. Las flores no causan molestia o malestar, sólo muestran lo que ya estaba ahí y dependiendo de lo agudo del caso hay que ajustar la frecuencia de la toma. En otros casos, en pacientes más resistentes, necesitan tomar hasta 4 o 5 meses para que se pueda notar un efecto. No es que las flores no le hagan nada. O el paciente que toma flores esporádicamente, que no logra un cambio duradero, porque en un frasco puede haber alivio, pero la toma de conciencia es mínima. Similar es quién en cada sesión quiere trabajar un tema distinto. Es entonces el rol del terapeuta poder guiar y educar al paciente, ayudarle a verse a sí mismo y acompañarle en su proceso de sanación.