La película "La Tumba de las Luciérnagas" cuenta la historia de 2 niños que sobreviven a la explosión de la bomba atómica en Japón y las cosas que deben hacer para sobrevivir y los efectos de la radiación. Si bien la historia se cuenta de una manera sensilla y hasta un poco liviana, la comprensión de lo que está sucediendo es devastadora y de una tristeza muy profunda. Al igual que una persona en un estado Star of Betlehem, pueden aparentemente estar tranquilos y hasta sonreír y compartir naturalmente, pero en el fondo hay una tristeza profunda, desolación, dolor y trauma, con los que no queda otra opción que aprender a vivir... y a veces a morir. Pareciera que es imposible encontrar consuelo de tan profundo dolor y por ello se aprende a seguir adelante en la vida con ese peso constante en el corazón, que se aprende de a poco a ignorar.  Pero cuando menos se espera se vuelve a manifestar, ya sea de manera emocional, mental o incluso a nivel del cuerpo físico. Los traumas vividos no tienen porqué ser tan graves como los de una bomba atómica, pero es así como se sienten en el interior. Pero aunque pareciera imposible, hay consuelo, aunque haya que buscar ayuda, terapia, tomar flores. Incluso del dolor más grande se puede volver a surgir. La experiencia traumática quizás nunca se borrará por completo, pero recordarla ya no será un nuevo evento devastador. Las heridas no necesitan sangrar para siempre, las cicatrices no son marcas que nos mancillan, sino insignias de haber sobrevivido a la guerra.

Flores de Bach: Star of Betlehem