La amargura no es sólo un resultado de espectativas no cumplidas, sino también de duelos no vividos, sueños robados, infancias truncadas y una profunda soledad y falta de amor. No se resuelve madurando y aceptando la cosas como son, sino partir por darnos el amor y la contención que necesitamos poquito a poquito y una vez que vibramos en el amor las personas y las situaciones correctas aparecerán por si mismas.