El sentir que no se merece amor, reconocimiento, una buena calidad de vida, puede llevar a la autodestrucción. El sentir que no se merece maltrato, rechazo, indignidad puede llevar al resentimiento. Y en ambos casos la manera de sanarlo es el amor propio y el autocuidado. No tiene que ver con lo que los otros me dan o no me dan, lo que me hacen o no hacen, tiene que ver con lo que me doy yo y ese es un hábito que se trabaja día a día.