Cuando empiezo a abrazar esas emociones incómodas que hay en mí, las voy liberando y despejo la puerta para que empiecen a salir aquellas que estaban atascadas detrás de ellas, invisibles, no vistas, esas emociones que me estaban enfermando. Cuando me doy permiso de sentir, acoger y soltar, también me libero y vuelvo poco a poco a mi esencia original, libre, auténtica y llena de energía. Cuando me abrazo en todo mi ser sin dejar ninguna parte fuera aprendo lo que es el amor.