Respeta tus espacios de silencio y soledad. Son momentos mágicos en que el agua se vuelve cristalina, las ideas más claras, las emociones toman su lugar y los pensamientos se ordenan. Honra tu espacio privado contigo misma para volver al altar de tu corazón con una intención clara y pura. Porque no hay mayor libertad que ser tu auténtica persona fluyendo sin resistencia.