El creer saber lo que el otro piensa implica creer que piensa igual que yo sin reconocer que tiene todo un mundo interno distinto al mío. Cuando mucho puedo saber lo que yo pensaría estando en su situación con el pico trasfondo que conozco, porque aunque vivamos con una persona, podemos conocer sus hábitos y lo que nos ha mostrado,  que por lo general es una parte muy pequeña de la persona. El creer saber lo que el otro piensa genera una predisposición y un límite a que el otro pueda hacer algo distinto, a que pueda ser mejor. Creer saber lo que el otro piensa viene del ego, de una creencia de que conozco y controlo mi entorno. Y la respuesta desde la humildad es, no lo sé. Desde la humildad genero diálogo, desde la humildad doy espacio, desde la humildad me hago cargo de lo que a mí me corresponde, desde la humildad estoy abierta a todas las opciones y me preparo para ellas sin adelantarme a lo que no sé.