Cuando trabajes con tu niña interior no te conviertas en ella, sigue siendo la adulta que eres ahora para mantener tu eje, tu centro. Reconoce, valida y honra sus emociones mientras sigues siendo la adulta. De lo contrario te perderás dentro del mundo adulto y no sabrás cómo seguir. La niña es importante y hay que cuidarla, pero así también es importante validar y respetar el conocimiento, experiencia y sabiduría del adulto. Así generamos una relación amorosa y compasiva en nuestro interior.