Nos enseñan tanto a fijarnos en lo malo, poner la atención en lo malo,  a corregir lo malo, a criticar y juzgar lo malo, que terminamos sin poder ver lo bueno, tanto en los demás, como en nosotros mismos. Y es que la práctica de la gratitud y el reconocimiento son tan importantes como reconocer lo que hay que mejorar. Lo que falta no quita mérito a lo que ya es.