Cuando la realidad que tenemos no es la realidad que queremos se nos hace difícil tomarla sin juicio y desde ahí nace el sufrimiento. Pero la realidad tan solo es y depende de nosotros que hacemos de ella. Podemos tomarla como un recurso o un punto de partida, o como un enemigo que nos quiere dañar. Pero es que la realidad a la que le ponemos atención es un reflejo de nuestro mundo interior. Y es que sanarme también sana mi relación con el mundo.