El tiempo no se acaba, porque el tiempo es ahora. El correr no evita que las cosas sucedan. ¿Porqué no lo hice antes? Porque probablemente no tuve la fuerza, el coraje o la voluntad para hacerlo. La pregunta importante es el porqué no lo hago ahora. Y es que ahí es donde debo mirar con humildad y honestidad a mi interior y reconocer qué me detiene hoy. Reconocer que ahí puede haber dolor, miedo, agotamiento, tristeza, etc. Reconocer esas emociones, incluso las que no puedo nombrar, acogerlas, aceptarlas y darles un espacio para ser vividas. Y luego me levanto y hago aquello que hace falta hacer, una cosa a la vez.