Cuando una situación active tu ego o cuerpo del dolor, no reacciones. Quédate contigo, observa y acompáñate hasta que las aguas se calmen. Dale espacio a esas emociones en tu interior y cuando recuperes tu calma observa lo que te enseñan. Incluso en los momentos más desagradables hay algo que aprender y una respuesta adecuada que descubrir. O dicho de una forma más mundana, no reacciones con la cabeza caliente, porque te dañaras a tí y a los demás.