Es muy fácil confundir estos conceptos, que aunque no lo parezca permean nuestra vida cotidiana y muchas veces son mal usados.
Un símbolo es la representación de una idea con rasgos asociados por una convención socialmente aceptada. Puede ser un término, nombre, imagen u objeto. Esto genera que haya símbolos personales, familiares, sociales, culturales y colectivos, los cuales dependen de contextos como la época, geografía, historia, cultura y herencia de cada grupo social y persona. Lo importante es que el símbolo tiene un significado más amplio que el aparente, como hogar, bandera, patria, la cruz cristiana o hasta el logo de un equipo deportivo.
Pero también objetos más comunes pueden entrar a tener un carácter simbólico en instancias como los sueños. En estos casos una araña, un bebé, una puerta o cualquier otro objeto pasan a tener un significado más allá del evidente, ya que provienen del mundo de la mente inconsciente, que no tiene un orden y estructura como nuestra mente consciente. Es aquí donde se hace tan valioso aprender nuestro simbolismo personal y colectivo y así poder entender los mensajes de nuestra mente inconsciente.
El arquetipo en cambio es una idea abstracta de orden superior, atemporal y que sólo se puede explicar a través de otros conceptos. Por ejemplo el arquetipo de la madre, que todos lo tenemos, pero sí entramos a los detalles, para cada uno la madre es algo distinto y que cambia con la época, el lugar y la cultura. El arquetipo nunca cambia, sólo la forma en que trata de describirse con aquellos conceptos que sí cambian con nosotros.
Los arquetipos también aparecen en nuestros sueños y momentos de introspección a través de símbolos más complejos como la araña que podría representar el arquetipo de la madre devoradora, un monstruo que puede representar el arquetipo de nuestra sombra (aquello que no queremos o no podemos ver en nosotros mismos), un hombre sabio representando nuestra propia sabiduría interior.
Por otro lado, el mito es un relato que refiere a eventos prodigiosos protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios tales como dioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, formando parte de la cultura y creencias de una comunidad. Abarca de los clásicos mitos griegos y romanos a los mitos modernos como los superhéroes (Súperman, Batman), narraciones de ciencia ficción como Starwars, de fantasía como El Señor de los Anillos o grupos o cantantes como Elvis Presley o Los Beatles. Estas narraciones o personas/personajes trascienden por sus historias de características extraordinarias que trascienden la vida de una persona normal. Estos relatos están llenos de significado simbólico que logran que quienes los escucha se sienta identificado de alguna manera.
Los mitos más profundos o significativos son aquellos en los que los personajes, la situación o la realidad se transforma. Esto generalmente representa una historia arquetípica que muestra simbólicamente el camino personal para salir de una situación difícil. La mayor característica de los relatos arquetípicos es que son atemporales, pueden estar situados en otra época, pero su mensaje es sigue siendo el mismo.
También es común que en los procesos de introspección se busque la sabiduría de nuestros antepasados, una sabiduría ancestral que viene en nuestro ADN y que necesitamos rescatar y traer a nuestra mente consciente. Podemos recuperar nuestro legado y hacer mejor nuestro presente. Pero a veces al conectar el pasado también se activan las lecciones familiares por aprender, nuestro karma familiar. Estas lecciones por aprender nos pueden servir también, pero también pueden ser lecciones que no tienen que ver con nosotros y que nos pueden incluso dificultar en nuestro propio camino. Es posible aprender esta lección, aunque no nos corresponda, en especial buscando el camino arquetípico correcto. Pero lo más sano es soltar este pasado y crear nuestro propio camino.