Las fuerzas arquetípicas navegan profundo en nuestro inconsciente. Al hacerlas conscientes, al aceptarlas, podemos incorporarlas y vivirlas en virtud. A veces soy la madre, la hija, la amante, la guerrera, la artista, la sabia o la enemiga. Estos no son solo roles, son formas de comportarse, de vincularnos, de reaccionar, que vienen condicionados desde nuestros ancestros, de la sociedad, de la humanidad. Vivirlas conscientemente nos otorga el poder escondido en cada una de ellas.