La ternura no es algo infantil, sino un gesto de amor puro, capaz de derretir el mayor dolor y soledad. Dejar de sentir ternura no es un reflejo de madurez, sino de haber endurecido el corazón.

La verdadera sabiduría viene de una persona capaz de expresar amor, ternura, compasión en equilibrio con una mente lógica y racional, en contacto con su ser interior e intuición. La ternura es un aspecto fundamental que nos permite vivir en armonía con todos los seres vivos y con nosotros mismos también.