Agradezco a la anciana sabia en mi, que me recuerda que las preocupaciones de hoy son solo pasajeras, que me recuerda que mi armonía habita en mi centro, que mis canas son vida vivida, que cada respiro es una bendición, que mi sonrisa nace de mi interior y la tranquilidad de saber que nada está en mi control y está bien que así sea. Me recuerda vivir cada momento en plenitud y que la edad es solo algo mental. Me recuerda agradecer lo bueno y lo malo, porque todo es parte del proceso. Me recuerda la bendición de la vida en cada una de sus etapas y la posibilidad de vivir en el presente.