Acepto y reconozco mi dolor, le doy el lugar que necesita, ni más, ni menos y me abro a escuchar las enseñanzas que trae. Tomo aquel espacio en que existo en el amor, ahí donde reconozco que soy la energía del amor y mi propia luz. Integro ambas partes, todas mis partes y me doy todo el amor que necesito para sanar. Suelto la necesidad de enfocarme en un solo aspecto y perder mi centro, sino que veo todo lo que soy, reconociendo mis fortalezas y debilidades, dándome el tiempo, el espacio y el amor que necesito para sanar. Soy luz y sombra, me doy todo lo que necesito. Me libero de esperar que otros me sanen y tomo mi sanación en mis manos. Aprendo a respetar mis espacios y mis necesidades y me libero de la culpa de no cumplir con las expectativas de los demás.