Cuando sientas que ya nada tiene sentido, vuelve a tu interior y conecta con tu sentir.
Cuando sientas que se te hace difícil vincularte con los demás, vuelve a tu interior y conecta con tu sentir.
Cuando el mundo se te hace pesado, vuelve a tu interior y conecta con tu sentir.
Probablemente lo que encuentres sea dolor, pero ese dolor necesita ser sentido. Si no lo sientes también te desconectarás del gozo, de la esperanza, de la fe. Si nos acorazamos contra esas emociones que no nos gustan, también nos acorazamos contra las que nos parecen buenas. Porque el sentir es uno y toda emoción tiene su propósito.