Nuestra personalidad es como un puzzle de 10.000 piezas y un niño travieso tomó gran parte de ellas y las escondió alrededor de la casa, e incluso puso algunas en los bolsillos de las visitas. Ese niño es nuestro ego y lo hizo porque creía que de esta manera estarían más seguras y protegidas. Pero de esta manera nunca podremos terminar de armar el puzzle y nos sentiremos incompletos y con un vacío interior. La introspección, el trabajo personal y la terapia son la manera de ir encontrando y ordenando las piezas, tanto las que estaban escondidas, como las que se llevaron otras personas.