Puedes maravillarte con la belleza de la nieve en las montañas o puedes quejarte por el frío. Es la inocencia que vemos especialmente en los niños que les permite maravillarse incluso con las cosas más pequeñas, pero no por ser adultos la debemos perder. Es la amargura que vuelve todo gris. Cada día puedes escoger lo que vas a ver, a que le pondrás tu atención.